¡Lo tengo clarísimo! Para mí las elecciones locales y autonómicas del próximo mes de mayo van a ser un plebiscito sobre la sanidad pública y todo lo público en general: educación, dependencia, vivienda, pensiones, etc.
Siempre pensé que ningún partido político, ni tan siquiera el Partido Popular (PP), se atrevería a desmantelar sistemáticamente una de las joyas de la corona de la España contemporánea, la sanidad pública universal, gratuita y eficaz. Me equivoqué, ya lo ven, no
tuve en cuenta la desvergüenza y la maldad del extremismo ideológico, en este caso ultracapitalista o neoliberal, como quieran llamarlo. Tampoco la codicia de los políticos derechistas y ultraderechistas, siempre dispuestos a favorecer los negocios privados de sus amiguetes y patrocinadores, sean estos residencias de ancianos, servicios de salud, centros de enseñanza, constructoras, bancos, cadenas de supermercados o empresas energéticas.
Durante varias décadas, en la izquierda hemos pensado que las ideas son algo por lo que se lucha, no algo con lo que se lucha. Ahora vamos a luchar con nuestras ideas, vamos a luchar con la sanidad publica, la educación publica, las pensiones y con el estado del bienestar para conseguir una sociedad más justa y solidaria.
Tengo mi ideología, por supuesto, soy lo que los fachas denominan “un rojo”. No me ofenden y, además, soy feminista. Pido para la mujer el reconocimiento de las mismas capacidades y derechos que para el hombre. Defiendo la solidaridad y el bien común. A la
hora de votar no voto en función de mis intereses, lo hago pensando en la mayoría social de mi país. La sanidad y la educación publica, las pensiones, el empleo y el sueldo de mi gente, el precio de la vivienda, la factura de la electricidad, son las banderas de mi patria.
Votaré contra el fanatismo ideológico de la derecha y extrema derecha; contra su hipocresía y total falta de empatía social cuando hablan de los ancianos, de los enfermos, de los médicos y resto de sanitarios; contra su crueldad e indiferencia ante el sufrimiento -hasta la tortura-, de nuestros mayores durante la pandemia, al dejar morir a miles de ellos en las residencias y al pregonar que los ambulatorios se cerrarán y no habrá “atención primaria”, mientras enfrente de estos, seguirá existiendo un bar donde tomar cañas con mucha “libertad”.
Las fuerzas políticas y económicas de la derecha neoliberal no se preocupan por las desigualdades sociales, sino que las ven como un fenómeno inevitable (cuando no necesario), y consideran que el “Estado de bienestar” interfiere o frena el funcionamiento normal de “su” economía. El crecimiento del neoliberalismo y las desigualdades sociales se relacionan así con la reducción de la protección y prestaciones sociales. Se reducen los gastos en educación, salud pública y vivienda social, transformando prestaciones
universales en prestaciones de beneficencia.
Pero vayamos a la política local: Nuestra politóloga, “selfitica” y ecuánime alcaldesa, nos ha presentado la 2ª edición de “su” revista publicitaria”, propaganda del equipo de gobierno pagada con dinero publico.
Según ella, se están llevando a cabo muchos e importantes proyectos, ¿cuáles?, ¿no será el trampantojo de la reforma de la Alameda?, -el penúltimo conejo que sacarán de la chistera antes de las elecciones-, habla de las infraestructuras que ya existen: escuelas, centro médico, residencias -privadas-, continua hablando de los cambios demográficos derivados del envejecimiento de la población. Quiero recordarle a la Sra. Alcaldesa que su partido, el PP, sabe muy bien como solucionar ese problema, 7.291 ancianos/as sufrieron las consecuencias de la falta de equipamientos y del “aprecio y cariño” que tiene el PP a los mayores y pensionistas de “clase trabajadora”. https://youtu.be/fYC_VKsc93g
Sobre las carencias de infraestructuras sociales, en el ámbito comarcal, como siempre, la culpa es de los demás. La Generalitad se ofreció a construir una Residencia para mayores en Bétera y mantenerla, ustedes se negaron, con excusas. No me extraña, están en contra de todo lo publico. Las privatizaciones son una de las prioridades del PP, quieren imponer una Sanidad para ricos y otra de beneficencia, lo mismo que con la Educación. Aquí no valen bonitas palabras y sonrisas, ustedes apoyan las políticas del Partido Popular, -es su partido- y por acción u omisión son responsables de los posibles delitos cometidos por su partido.
¿Qué mejoras en infraestructuras sociales han hecho en esta nefasta legislatura?
Yo les respondo; el famoso “Centro cívico” en Mas Camarena, tres millones de euros y arreglos en sus aceras y parques, un parque de un millón de euros en Torre en Conill, mejoras en sus “aceras”, por cierto carísimas de mantener, -pero como se las pagaremos entre todos, no hay problema-, también la cubierta de la pista polideportiva, que ustedes la llaman R-7, pero y ¿las demás urbanizaciones y el núcleo urbano?, calles sin asfaltar, aceras sin hacer o llenas de agujeros, con obstáculos que impiden el paso a las personas con movilidad reducida o a carritos de bebé, una iluminación publica deficiente… Son todos derechos básicos y ustedes no han hecho nada de nada, solo suciedad, miseria y abandono.
Por cierto, ¿El espacio Joven y de Igualdad, estará en el mismo cajón que la reforma de la Alameda? o ¿saldrá también cual conejito sorpresa como promesa electoral?
Eso si, lo único que han conseguido es el enfrentamiento entre los ciudadanos de diferentes zonas del municipio, con su política de apoyo a las clases privilegiadas y desentenderse del resto, encima acusan de “odio” a la oposición -increíble-, cuando son ustedes con su decisiones los causantes del aumento de la desigualdad social.
Se ha olvidado el equipo de gobierno, de que gobernar es ampliar, consolidar y fortalecer el concepto de lo público, no de lo privado, del interés general, no del particular, de las prioridades, no de las imposiciones de sus amigos de coalición, hay que gestionar sin
“pasión”, el bien común no puede depender de las “pasiones” del gobernante de turno.
Todo gobierno local, para mantener un eficiente administración publica, debe contar con gobernantes íntegros, honrados, solidarios… y es aquí donde la ética publica cobra importancia. Utilizar el “agua potable”, -un derecho básico y fundamental que todas las administraciones municipales tienen la obligación de suministrar-, para hacerse “publicidad”, no es muy ético que digamos.
Durante muchos años se nos ha servido “agua no potable” para el consumo humano, incluso estando el PP gobernando, tengan entonces un poco de vergüenza. Recuerden que compañeros suyos del PP han gobernado con anterioridad este ayuntamiento y supongo que habrán intentado solucionar el problema, ¿o no? El arreglo de la red de suministro es su obligación, es su trabajo, ¿esperan que le aplaudamos por cumplir con su deber?
Se ha hecho la ciudadanía alguna vez la siguiente pregunta: Si el agua consumida hasta la fecha era no potable y ademas de pozos municipales, ¿porqué nos la cobraban?
Por muchos miles de euros que la alcaldesa y su equipo de gobierno se gasten en publicidad y propaganda, no podrá ocultar la cruda realidad. Con mucha trompetería y despilfarro de dinero público, nos quieren hacer creer que están trabajando para el progreso del pueblo, nada más lejos de la realidad, lo único que ha conseguido con sus actuaciones es favorecer a sus amigos de coalición y aumentar las desigualdades sociales ya existentes.
Nuestros recuerdos influyen en lo que somos y en nuestro comportamiento, por eso es bueno refrescar la memoria y echar la mirada atrás para comprobar que las derechas procuran desandar todo el camino que la izquierda ha venido andando hacia adelante con un único norte, el de mejorar la vida de las personas y especialmente de las más vulnerables.
Si este pueblo quiere tener un buen Gobierno Local como garantía de igualdad, solidaridad y justicia social -que fomente la transparencia y la democracia participativa, que acate la voluntad de la ciudadanía y actúe con lealtad política, que respete y haga respetar los derechos de los animales, que favorezca los valores cívicos y utilice un tono respetuoso y deferente en sus intervenciones, tanto hacia cualquier miembro de la Corporación como hacia la ciudadanía-, tienen la oportunidad de conseguirlo en las próximas elecciones.
Por ultimo, quiero recordar el bochornoso espectáculo del pleno extraordinario del día 13 de marzo, sentí vergüenza ajena.