Cada 20 de noviembre, la Organización de las Naciones Unidas celebra el Día Universal del Niño. Se trata de una celebración anual dedicada a la fraternidad y a la comprensión de la infancia del mundo y destinado a actividades para la promoción del bienestar y de los derechos de los niños. Esta fecha se celebra en varios países.
El origen de esta celebración a escala global se remonta a la Primera Guerra Mundial, conflicto de escala masiva que cambió gran parte de los paradigmas sobre la guerra entre naciones, los avances tecnológicos, la supuesta gloria del combate y sus consecuencias sobre la población civil.
De 1914 a 1918, decenas de naciones se enfrentaron en combate abierto en diferentes puntos del globo. De Europa a las arenas de Mediano Oriente, la guerra afectó no solamente los ejércitos, sino también a los habitantes de todas las ciudades y pueblas que de repente se vieron sumergidos en el conflicto.
Fueron los miles de niños y niñas que sufrieron los estragos de los avances en las tecnologías bélicas, la inspiración porque la Sociedad de Naciones, el organismo precursor a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), empezara a tener en cuenta los derechos de los niños, no solamente en las guerras, sino en los tiempos de paz.
Así, en este día se pretende recordar a la ciudadanía que los niños son el colectivo más vulnerable y, por lo tanto, que más sufre las crisis y los problemas del mundo.
Dedicar un día internacional a la infancia también sirve para hacer un llamamiento mundial sobre las necesidades de los más pequeños y para reconocer la labor de las personas que cada día trabajan porqué los niños y niñas tengan un futuro mejor.
También se hace énfasis en el hecho que todos los niños y niñas tienen derecho a la salud, la educación y la protección, independientemente del lugar del mundo en el cual hayan nacido.