Más gente que nunca. Este año las calles de Bétera se han llenado de vecinos, vecinas y visitantes que han acudido a celebrar el día grande de la localidad. El día comenzaba a las 8 en punto en la puerta del Ayuntamiento de Bétera donde los Mayorales de 2019 se han reunido con la corporación municipal para ir a recoger a las obreras solteras de 2019.
Primero la comitiva ha acudido a recoger a Pau Mollà, la primera obrera soltera, que ha salido de casa con un espectacular sonrisa, la misma que ha lucido durante toda la rodà, de principio a fin. Después ha sido el turno de Mireia Fuentes, la segunda obrera soltera salía de casa entre aplausos, respaldada por su familia y emocionada, dispuesta a disfrutar de la mañana. Ambas han estado durante toda la primera parte de la mañana acompañadas por sus dos obreras casadas, Davinia Calero y Mari Carmen Gil, que no se han querido despegar de ellas, atendiéndolas en todo el momento.
Pasadas las 10 de la mañana mayorales y obreras llegaban al Hort de les Alfàbegues donde les esperaban una nube de cámaras que querían captar cada uno de los momentos especiales que se vive en el huerto minutos antes de que comience la fiesta. Fotos, fotos y más fotos. Todo el mundo quería inmortalizar el momento.
Después de las fotos oficiales llegaba el momento de que los “cosieters” de cada una de las obreras solteras entraran al corral. Ellos y ellas han sido las que durante toda la rodà y a pesar del calor, el cansancio y la gente han llevado con toda su alegría las 16 alfàbegues hasta la Iglesia de la Purísima. Durante más de 4 horas han tenido tiempo para dar a las espectaculares plantas tantas “voltetes” como los vecinos y vecinas les han pedido.
La rodà ha transcurrido a buen ritmo. Pau i Mireia han aguantado todo el recorrido con una bonita cara de felicidad, siempre escoltadas por sus respectivos sombrilleros, sus familiares y los miembros de la corporación municipal que no han dejado de abanicarlas para aliviar el fuerte calor que hacía esta mañana en Bétera.
Como cada año, la gente se ha volcado con la fiesta, los vecinos han salido a la calle con sus camisas de flores para disfrutar del día grande que continúa esta noche con la esperada cordà y coetà por todas las calles del casco urbano.
Como manda la tradición, la gente ha bebido, ha reído, ha almorzado, se ha reencontrado con sus amigos y ha disfrutado con los miles de kilos de confeti que han tirado los Mayorales sin descanso. Después de un saco, otro. Sin parar. La furgonetas de “la gloma” no dejado en toda la mañana de repartir sacos y sacos de confeti de todos los colores. En el tramo final, la calle se ha teñido de un rojo intenso.
Pasadas las dos del mediodía a las puertas de la Iglesia de la Purísima se vivía uno de los momentos más especiales de todas las fiestas. Davinia recibía emocionada a su obrera soltera, Pau. Allí se han fundido en un gran abrazo que ya nunca olvidarán. Después llegaba Mireia, agotada pero feliz, que ha sido recibida por Mari Carmen. Las obreras casadas han colocado a sus obreras solteras las mantillas para entrar en la iglesia.