El pasado mes de julio, el aviso de unos bañistas que vieron a una tortuga desovando en una playa de Castellón activó la Red de Varamientos, un protocolo para la conservación de estos reptiles que una campaña de la Generalitat y el centro de fauna marina de l’Oceanogràfic de Valencia pretende divulgar para que la ciudadanía sepa qué hacer si encuentra algún ejemplar de estos animales en las playas.

En una playa protegida del parque natural de l’Albufera de València, un nido enterrado en la arena contiene alrededor de un centenar de huevos de tortuga ‘caretta caretta’. Mientras tanto, en un laboratorio del Oceanogràfic de València, una incubadora mantiene a unos 30 grados de temperatura algunos de los huevos recogidos en el lugar para garantizar su desarrollo.

A través de la campaña ‘Esta tortuga vive en el Mediterráneo‘, participan la Generalitat Valenciana y la Fundación Oceanogràfic, entre otras entidades, y que pretende . La finalidad es que se conozcan los pasos a seguir en esta “alerta tortuga“.

El responsable del Servicio de Vida Silvestre de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Juan Jiménez, considera que la concienciación y la colaboración ciudadanas son fundamentales. En este mismo sentido, Jiménez destaca el valor de la campaña, y explica que “es importante que la gente sepa qué hacer cuando ve una tortuga herida, muerta, varada o cuando la captura accidentalmente”.

El punto de partida es el desconocimiento de la vida marina en las costas valencianas, asegura la directora de Comunicación de la Fundación Oceanogràfic, Elena Belenguer, que relata que, en las sueltas de tortugas, “niños y adultos preguntan si las tortugas vienen del Caribe y qué hacen aquí”.

“Las tortugas viven en el Mediterráneo y es raro que las veamos cerca de la costa, pero si las vemos en la playa, no se alejan y dejan que nos acerquemos a ellas, es posible que les pase algo”, advierte la responsable de Comunicación del Oceanogràfic, que explica que se debe llamar al 112 de inmediato para activar la Red de Varamientos.

Las acciones que se llevan a cabo tras el aviso dependen de una serie de circunstancias. Según Juan Jiménez, puede tratarse, por ejemplo, de una captura accidental o del hallazgo de una hembra de tortuga que va a poner un nido, con lo que para cada caso existe un protocolo concreto.

En general, la llamada a Emergencias genera un aviso de la Sala del 112 a la Universitat de València, que es la encargada de comunicar al Oceanogràfic el paradero de la tortuga, siempre que el animal esté vivo. Tras esa llamada, personal técnico de la Fundación Oceanogràfic, con el apoyo de la Conselleria de Agricultura, se desplaza hasta el lugar y traslada al animal al Área de Recuperación y Conservación de Animales del Mar, la llamada Arca del Mar del centro valenciano.

Una vez en el arca, las tortugas son sometidas a una serie de pruebas (radiológicas, ecográficas, analíticas y sanguíneas) para determinar posibles lesiones o patologías. Belenguer explica que es frecuente encontrar síntomas de embolia gaseosa, es decir, partículas de nitrógeno en sangre, por pesca accidental. En esos casos, el Oceanogràfic dispone de una cámara hiperbárica para disolver el gas acumulado en el flujo sanguíneo.

 

Contaminación y residuos plásticos

Pero no solo la pesca accidental se cuenta entre las amenazas para la salud de estos reptiles. Desde el centro marino alertan de las consecuencias sobre la fauna de la contaminación de los océanos. “Todas las tortugas que entran en el área de recuperación y conservación del Oceanogràfic tienen microplásticos en las heces”, destaca la responsable de Comunicación, que considera “alarmantes” los efectos que ello puede tener también sobre las personas, que, recuerda, “forman parte de la red trófica”.

Los efectos de los residuos plásticos se combinan con otras lesiones y patologías. “Este invierno tuvimos a una tortuga que entró por captura accidental, pero en los análisis vimos que también se había tragado un mechero”, afirma.

Juan Jiménez advierte también de que, aunque se trata de “animales muy resistentes”, la presencia de plásticos en el mar puede suponer un serio peligro para las tortugas. Según explica, a lo largo de su vida “tragan muchos plásticos pensando que forman parte de su alimento, como por ejemplo medusas”. En ocasiones, estos animales son capaces de eliminarlos de su organismo, pero en muchos otros casos no lo hacen.

Explica, eso sí, que según datos de la Universitat de València, “hace 20 años las tortugas llevaban más carga de plástico”, y opina que actualmente existe una mayor concienciación al respecto. No obstante, considera que “la presencia del plástico en el mar y en las playas es impresentable”.

Además del daño causado por los plásticos, las puestas de huevos son uno de los motivos de la presencia de tortugas en las instalaciones del arca. La “alerta tortuga” por hallazgo de nidos se ha activado solamente cinco veces en los últimos dos siglos, pero, aunque localizar ejemplares de esta especie cerca de la costa no es habitual, sí es cada vez más frecuente.

“Se está produciendo un curioso fenómeno de colonización de las tortugas, posiblemente asociado al cambio climático”, expone el responsable del Servicio de Vida Silvestre. Jiménez indica que las tortugas salen a desovar a altas horas de la noche, para evitar encuentros con depredadores, por lo que “no hay manera de predecir dónde van a aparecer”. “Lo mejor es que la ciudadanía conozca que esto ocurre, y, en cuanto vea una tortuga salir por la noche andando en una playa en época de verano, sepa que esa tortuga sin duda va a poner huevos”, añade.

“La Comunitat Valenciana no es una zona de puesta común, pero se encuentran cada vez más tortugas que vienen a desovar por el calentamiento global, porque nuestras playas y nuestros mares están cada vez más calientes”, explica, de igual forma, la directora de Comunicación de la Fundación Oceanogràfic.

Con el objetivo de conseguir la mayor difusión posible, la campaña cuenta con la participación de distintas instituciones y entidades.

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