Si ayer os contábamos que Bétera cuenta con gran devoción por el Santísimo Cristo de la Protección, otra de las imágenes religiosas que también tiene un buen número de fieles es la virgen de La Milagrosa.

Amparo Palau Blay, siempre ha estado muy arraigada a esta celebración. Por este motivo, hemos contado con su inestimable colaboración para poder conocer más sobre los orígenes de esta festividad.

“En el año 1954 arrancó de nuevo esta festividad de la mano de las monjas del Colegio Nuestra Señora del  Carmen. En realidad la Milagrosa también se celebraba antes, pero llegó la Guerra Civil y desapareció. Yo recuerdo que me contaban que las urnas se escondían y en mi casa había una colgada soterrada. Y ya después en el 54 es cuando se volvió a impulsar”, comenta Amparo Palau.

“Sor Sofia y Sor Elena eran las principales encargadas de llevar adelante esta celebración, guiando a los calvarios y clavariesas de cada año. Sor Sofia se encargaba de las chicas y Sor Elena de los chicos. Ellas eran las que toda esta festividad la encaminaron. A las reuniones venían ellas”, prosigue.

Originariamente, la Milagrosa era el 27 de noviembre, no en octubre. Siempre se hacía la procesión este día, hasta que llegaron unos años que los clavarios y clavariesas empezaron a querer a salir de viaje y, así, es cuando se puso en octubre porque los festeros se fueron de viaje en el puente de octubre”, nos explica Amparo Palau.

De hecho, José Ramón Sorlí  Soriano nos ha confirmado también que antes la festividad era en noviembre porque cuando fue él, hacia el año 1971, “también fue en noviembre y la gente no se iba de viaje ni nada de esto”.

Como anécdota, Amparo nos cuenta que las monjas decían: “La Milagrosa quiere frío. Por eso, ahora que se hace en octubre también solo hacer frío estos días de celebración, porque la Milagrosa viene de época de frío”.

Amparo es celadora de La Milagrosa desde sus inicios y continúa llevándola por las casas en la tradicional caseta de madera, conocida como “urna”.

Según nos cuenta, “cuando te apuntabas a la asociación, a las chicas le ponían la cinta verde con la medalla de La Milagrosa hasta los 15 o 18 años. No recuerdo bien la edad exacta. A partir de esta edad, ya nos ponían la cinta verde y blanca con la medalla. Después, cuando te casabas era ya la medalla con la cinta azul y blanca. Si subías al colegio el día que te casabas, como hice yo, hacían el cambio de medalla. Si no lo hacías este mismo día, el cambio se hacía cuando llegaba la fiesta. Después, cambió esta tradición y ya era cómo es en la actualidad que llevan un lazo azul y blanco con la medalla”, detalla Amparo Palau.

Como apunte, Amparo Palau, explicándonos su devoción por La Milagrosa, nos cuenta que además de hacer el cambio de cinta y medalla el día que se casó, “también me bajaron del Castillo (el colegio antes estaba en el Castillo) a la iglesia la bandera azul y blanca que sacan de La Milagrosa. No se lo han sacado a nadie más, pero a mí me la sacaron porque he sido de muchísima devoción a ella. ¡Si se puede decir que salí de las Monjas para casarme! Era costumbre ir a hacer la visita de La MIlagrosa todos los domingos a las 16.00 horas. Teniendo novio y todo y yo no me lo perdía. El domingo antes de casarme, me hicieron una despedida de soltera con unos rezos y una fiesta, cosa que habitualmente no hacen”.

Por otra parte, cabe mencionar que, “cuando llegó Sor Beneranda a encargarse de guiar la festividad es cuando los clavarios y *clavariesses empezaron a organizarse por ‘quintas’. Cómo costaba un poco sacar clavarios, la manera que creyeron más adecuada era coger las quintas de aquellos jóvenes que cumplían 19 años para las clavariesas y clavarios solteros y los matrimonios que cumplían 25 años de casados”, especifica Noelia Zaragozá Palau, hija de Amparo y quien también colabora en este reportaje.

“Antiguamente, el último día de la fiesta, en la capilla de las monjas sacaban a los clavarios que creían las monjas conveniente y que *éren de la asociación (pagaban el cirio, el *estampeta y *medalleta). Ya después, cuando costaba más que la gente *vulguera ser, es cuando hacían las listas por clases de escuela (los jóvenes de 19 años que habían estudiado en las monjas) y los matrimonios con 25 años de casados. No obstante, no han prohibido nunca que fueran otras quintas, matrimonios que no cumplieron los 25 o incluso otros colegios”, comentan tanto Amparo como Noelia. “De hecho, a mí me sacaron cuando hice los 50 años de casada, pero no quise ser. Ir a la iglesia y ayudar en el que haga falta, ningún problema y continúo”, añade Amparo.

“Hoy en día, como ya no queda ninguna monja, hay alguna mujer que se encarga de hacer estos menesteres. Por ejemplo, Herminia se encarga de las listas y de hacer la primera reunión con los clavarios. Después también está la Asociación de la Medalla de La Milagrosa (AMM) que suelen reunirse una vez en el mes en el colegio y aquí sí que va una monja y, creo que son ellas las que coordinan a las celadoras también. A banda, los miércoles se hace la novena, aunque con la pandemia creo que está parada”, comenta Noelia.

“Después, también ha habido modas que han marcado un poco la tendencia de la indumentaria de varios años. Por ejemplo, hubo unos años que los trajes de clavariesa eran más cortos o incluso algunas vestían de gala de color, pero no con el traje de clavariesa. Ahora parece que vuelve a ser de clavariessa largo, aunque no llevan la teja y la mantelina”, mencionan madre e hija.

En cuanto a toques de campana, también hemos podido saber de la mano del Presidente de la Colla de Campaners, Nacho Sánchez Ramón, que la campana que se suele tocar en la actualidad es la Campana Maria.

Ya para concluir, nuestro equipo tenía la curiosidad de saber porque, si el colegio lleva el nombre de la Virgen de Carme, es la virgen Milagrosa la imagen más representativa de estas monjas. En este sentido, Noelia y Amparo nos recordaron que los fundadores de estas monjas, consideradas como “hijas de la caridad” son San Vicente de Paul y Santa Luisa de Marillac, con los cuales se vincula siempre La Milagrosa. Después de esta referencia, hemos investigado un poco más y hemos descubierto el siguiente: efectivamente, San Vicente de Paul y Santa Luisa de Marillac fundaron las Hijas de la Caridad, congregación de marcado carácter asistencial. Pero además, los venerables restos de Santa Luisa de Marillac reposan a París, en la casa madre de la Congregación, en la misma capilla de las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa a Santa Catalina Labouré. De aquí, este vínculo de la virgen Milagrosa con estas monjas.

A continuación, añadimos una fotogalería con más imágenes facilitadas por Amparo Palau y Noelia Zaragozá y Jordi Sorlí.

Relació de les imatges adjuntes al text: 1º imatge d’Amparo Palau amb la Milagrosa, 2ª Imatge Amparo Palau el dia de la seua boda amb el canvi de cinta, 3ª imatge clavaris i clavariesses de La Milagrosa en la Capella (Amparo Palau i el seu home i Noelia de xiqueta), 4ª imatge Conxeta la Parsiega i el seu fill Jordi Sorlí de menut durant la processó.
Agraïments: Amparo Palau i Blay, Noelia Zaragozá i Palau, Jordi Sorlí i Soriano, José Ramón Sorlí i Soriano i Nacho Sánchez i Ramón.

 

 

 

 

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