Muchas veces pensamos en la tan gran mala suerte que tenemos por diferentes baches que ha decidido la vida poner en nuestro camino, sin nosotros hacer algo para enfadarla. Pensamos en la gran mala suerte que tenemos y el porqué nos ha debido de pasar a nosotros cuando no nos lo merecemos. Cuando realmente, lo que siempre pensamos que nos pasa, realmente no pasa nunca.
Tan solo parémonos a pensar durante un segundo en el mundo. Salgamos de nuestra ciudad, de nuestro país y metámonos en otros diferentes y sabremos realmente lo que significa la palabra suerte.
Ahora mismo estarás sentado en la silla de tu oficina, en el sofá de tu casa, en tu cama o esperando a algo o alguien. ¿Te has dado cuenta? Tienes una cama en la que poder dormir cada noche, un sofá con el que puedes estar de los más cómodo y pasar las tardes más placenteras descansando. Tienes un trabajo que te da de comer cada mes y que te hace vivir… ¿De verdad pensamos que tenemos mala suerte? Porque hay gente que no tiene una cama en la que dormir, sino que tiene una acera para poderse refugiar en las noches más frías y en los días más lluviosos. Tienen un montón de cartones apilados entre sí para poder crear una mínima superficie para no tocar el suelo. Día tras día, acaban sentándose en la puerta de un supermercado o en la calle porque lo único por lo que se despiertan diariamente es para poderse llevar una mínima cantidad de comida a la boca con los tres o cuatro euros que recolectan en unas diez o quince horas que se encuentran ahí.
Y sí, la vida no es siempre es como realmente queremos que sea. Sé que todos hemos pasado malos baches y que hemos sufrido cosas que no nos merecemos. Porque nadie se lo merece en este mundo. Pero tan solo transportemos nuestra mente a esos mundos en los que el único despertador que tienen las personas para levantarse son las armas y bombas que matan a familiares, amigos, vecinos o simplemente conocidos suyos. Que trabajan unas quince o dieciséis horas seguidas para poderse mantener en pie y teniendo un techo que lo construyeron ellos con sus propias manos para que sus familias pudiesen estar una mínima protegidos.
¿De verdad ahora pensamos que somos los que tenemos mala suerte? Porque yo creo que cada mañana teníamos que dar las gracias por poder salir por las puertas de nuestras casas, vestidos y llenos de cosas para luego entrar sanos y salvos y tener un plato en la mesa.
Creo que está bastante claro por donde esta este escrito enfocado. Solamente pido solidaridad, compasión y un poquito de conciencia del mundo en el que realmente vivimos.
¿Seguís pensando que tenemos mala suerte?