Conocí a Pilar Ros hace ya más de diez años. Yo era periodista y ella una política de pueblo o el que es lo mismo, una política de las de verdad, de aquellas que no pueden dar un paso sin que las pare la gente de su pueblo para quejarse, para pedirle cualquier cosa… Ella siempre escuchaba y siempre intentaba solucionarlo, siempre desde la oposición, con buen talante, buenas palabras, siempre proponiendo, siempre luchando por los ciudadanos.
De su mano conseguí conocer a casi todo el mundo en Bétera. Nunca, en casi 10 años trabajando allí, topé con nadie que hablara mal de ella, y si había, nunca se atrevió a hacerlo ante mí.
Se esforzó muchísimo durante muchos años, pero todavía así la política no la trató bien, su partido no la trató bien, pero ella se apartó sin levantar la voz. Y siguió siempre involucrada en la vida de Bétera desde otros ámbitos.
No pudo ser obrera soltera, pero su compañero de vida, se esforzó al máximo para que fuera la obrera casada más feliz de la historia. Y lo fue. Amante de las tradiciones, la historia y la idiosincrasia de su pueblo, nadie ha disfrutado de la fiesta como lo hizo ella. Más allá de la superficialidad de los trajes quiso imprimir su personalidad en la fiesta y representar a las mujeres de Bétera, fuertes y trabajadoras, como lo ha sido ella.
Tantísimas iniciativas, tantísimas mociones, tantas fotos, tantas telefoneadas desde el instituto durante los descansos, tan atenta conmigo y con mi familia siempre… Una persona bonita de las de verdad a la cual he tenido la suerte de tener muy cerca, durante muchos años, siempre positiva, siempre amable, siempre apoyándome en cada cambio o paso que he dado en este tiempo.
Hoy Pilar se ha ido y no creo que haya nadie en Bétera que no lo lamente.
Descansa en paz, Pilar. Eres una persona excelente y te quedas muy dentro de las personas que te hemos conocido bien.