Hoy haría los años, 55, mi amiga Pilar y, por desgracia, ya hace un mes que nos dejaste. No soy mucho de escribir el que pienso, porque soy una persona muy temperamental y a veces digo las cosas sin pensar y como, además, estoy enfadada con el Mundo, pues no quería escribir nada.
No obstante, hoy lo haré, tan solo por ella y será mi regalo de cumpleaños y hablaré un poco de ella porque la gente que no la conocía, la conozca y sepa quién era Pilar.
Pilar, era una gran persona y como amiga no tenía precio. La gente que no la conocía me decía: “tu amiga Pili es muy seria”, y yo los contestaba: “¿Pero que estáis diciendo? No tenéis ni idea! Miráis si será seria que, algunas noches por el castillo, nos dedicábamos a cazar “pokémons”.
Ella, era amable, simpática, cariñosa y se hacía de querer. Nunca te metía ningún problema. Yo siempre estaba renegando por tonterías y ella se reía y con mucha elegancia y convicción, le quitaba importancia a las cosas. Pero eso sí, siempre, siempre estaba ahí, a mi lado para apoyarme, todavía no la gritaba, allí estaba ella: “¿Qué te pasa Lolin?”, me decía con una sonrisa.
No os podéis imaginar los ratos malos que pasamos, pero si tuviéramos que hacer una comparación, han sido más los momentos buenos, esos en los cuales hemos compartido intimidades y confidencias que al final marcamos una amistad, que a pesar de todo, siempre será eterna.
Pilar, tengo que agradecerte el mucho que me enseñaste, durante esos cuatro años que estuvimos de regidoras a la oposición, tú con toda la paciencia del Mundo, me ibas indicando el camino a seguir. Fue una experiencia irrepetible, que a mí nunca me hubiera pasado por el jefe, pero a tu lado y junto al amigo Roberto, todo va ser más fácil para mí, gracias a tú.
Y no puedo dejar de decirte, hoy en el día que tendría que ser tu cumpleaños, que aquel agosto del 2017, ahora tuyo puedo decir, me sorprendió muy gratamente, a mí y a mucha más gente, tu actitud ante la fiesta, esa que tú tanto estimabas. Daba igual el traje que te metiste: el rojo, el verde, el amarillo… Siempre estabas lucidora y llena de vida. Tan lucidora que a veces me preguntaba si tú en realidad eras la Pilar que yo conocía.
El agosto del 2017 lo recordaré con mucho aprecio y emoción e incluido con nostalgia. Daba igual el color del traje que te metiste, el verdadero color mágico estaba en tus ojos. Mucha gente no lo veía, porque simplemente no conocía a una mujer comprometida con
sus convicciones, trabajadora, preparada y de valores morales y humanos que para mí fue un ejemplo a seguir.
Para acabar, solo decir gracias a la vida por haberme dado la oportunidad de haberte conocido y gracias a tú, por tantas cosas, pero sobre todo por haberme dejado ser tu amiga.
Felicidades Pilar.