(EFE) El Equipo de Delitos Tecnológicos de la Guardia Civil de Llíria ha imputado a una mujer y dos hombres que supuestamente cometieron delitos de estafa bancaria y blanqueo de capitales por valor de 72.000 euros a través de un fraude llevado a cabo en redes sociales y páginas de citas.
La operación “Farmamor” ha constatado que los investigados, desde la provincia de Alicante, contactaban con personas que buscaban pareja en redes sociales y páginas de citas para después trabar una falsa relación amorosa a distancia y, pasado un tiempo, simular un problema urgente y pedirles dinero prestado que nunca devolvieron.
Los imputados simulaban ser personas con perfiles sociales altos y trabajadores de empresas multinacionales. Se trata de un varón y dos mujeres de 34, 41 y 54 años y de nacionalidad española, y se les acusa también de blanqueo de capitales.
“Los autores fingían tener una relación sentimental con sus víctimas, con las que mantenían contacto mediante videollamada y redes sociales, con la excusa de que residían o estaban de viaje en el extranjero por motivos laborales, prometiéndoles la intención de estar con ellas lo antes posible”, relata la Guardia Civil en un comunicado.
Tras ganarse la confianza de sus víctimas después de un largo periodo de relación a distancia, les solicitaban dinero debido a que les había sucedido algún hecho sobrevenido que no podían afrontar económicamente. Para solicitarles dinero se excusaban en problemas aduaneros con una mercancía que comerciaban por su trabajo, detenciones policiales en un país extranjero o la fianza impuesta por un juez para liberarles, entre otros.
Los autores de estos hechos usaban terceras identidades ficticias para hacerse pasar por los abogados de sus parejas, funcionarios públicos de terceros países, falsificando documentos, así como documentación de identidad de los suplantados, todo ello para dar más credibilidad a su historia.
Las víctimas, engañadas por la confianza establecida, transferían cantidades de dinero a las cuentas bancarias que les facilitaban para la ayuda que les solicitaban, inventando nuevos problemas hasta que el estafado ya no podía realizar mas ingresos, e incluso llegando a vaciar sus cuentas de ahorro.
Una vez recibido el dinero, blanqueaban el importe estafado distribuyéndolo entre varias cuentas, hasta extraerlo en efectivo en cajeros automáticos mediante ”mulas económicas”.
En el transcurso de las investigaciones se detectó cómo uno de los investigados abría las cuentas bancarias utilizadas en la estafa a nombre de su hijo menor con discapacidad intelectual, con la finalidad de dificultar la identificación de los sospechosos.
Gracias a las investigaciones llevadas a cabo a través de redes sociales de los investigados, se logró vincular a todos los autores dentro de un mismo entorno social.
El equipo de delitos tecnológicos remitió las diligencias al Juzgado de Guardia de los de Llíria, continuando en gestiones de investigación en estos hechos ante la posibilidad de terceras victimas no identificadas por el momento.