Creo que nunca me había alegrado de, por fin, poder volver al teclado y escribir para todos vosotros. Normalmente, sabéis que escribo todas las semanas para vosotros, ya sea una reflexión, un escrito o incluso un pensamiento un tanto extenso. Pero esta semana vengo con algo totalmente diferente y, que seguro, no será la última vez que lo haga. Eso es una experiencia.
Desgraciadamente, estoy ahora encerrada en mi habitación pero no por que quiera, sino porque debo estarlo.
¿Quién me iba decir que hace un año estaba confinada y alejada de toda la gente que quería para que justo al año siguiente yo estuviese sufriendo en mi habitación sola pasando el virus? Efectivamente, tengo COVID.
Ahora estoy mucho mejor. Los síntomas han sido múltiples, la verdad, pero los he superado y ahora estoy nueva. Cuando te encuentras en este tipo de situaciones te das cuenta de lo que realmente tienes en tu día a día, a quien tienes al lado. Yo estoy tan feliz y agradecida de saber a quien realmente tengo al lado que es inexplicable mi emoción. Cuando ves pasar los días, te da la cabeza para pensar y pensar y sentir algo que realmente nunca has sentido. Al principio estás débil, sin fuerzas de nada. Te entra miedo no solo por ti, sino por las personas a las que también has podido perjudicar. Pero el derrumbarse no es una opción.
Quiero aprovechar también en este escrito para darle las gracias a todos mis amigos, los cuales habéis estado ahí día tras día ayudándome, apoyándome, dándome todo el cariño posible. Os doy las gracias por tener a personas como vosotros en mi vida y que sigáis por mucho tiempo en ella. También a gente cercana que ha tenido las molestias por preocuparse pero, sobre todo, darle las gracias a mi familia, en especial a vosotros: mamá, papá.
Ahora me doy realmente cuenta de lo afortunada que he sido en aterrizar en esta familia. Gracias por haber pasado tardes y tardes sentados en las escaleras para verme y hablar conmigo de todo, por haberme cuidado y dado el mejor cariño, amor y, sobre todo, la mejor protección que se pueda tener. Gracias por haberme hecho las mejores comidas y, sobre todo, gracias por haber estado siempre detrás mía incluso en el peor día.
Yo, debo decir que estoy agradecida de poder haber pasado esto en mi casa y no en un hospital sola, únicamente con el equipo sanitario.
Por ello, quiero dar mi apoyo a todas aquellas personas que lo estáis pasando mal. Una vez que sabes a lo que te sometes y como se siente, la perspectiva cambia por completo. Así que, por favor, todas aquellas personas que no sois responsables (yo tengo familia y amigos a los que quiero cuidar ahora y siempre y seguro que vosotros también) por favor, no seáis descerebraos y protegeros a vosotros y a vuestras familias del peligro que pueden correr. Ya no solo digo por los más mayores, que también, sino por los más pequeños de la casa y los medianos. Quien sea. El caso es mantenerse a salvo para así poder llegar hasta el final sanos y salvos.
Gracias por absolutamente todo. Ahora vengo para quedarme más fuerte que nunca, por vosotros y por mí.