“Mis precoces escarceos y coqueteos con el mundo del arte se sucedieron hace ya casi cuatro décadas, allá por los años ochenta.
Concretamente recuerdo que tenía unos cinco o seis años cuando empecé a observar a mi abuela pintar sus óleos y sentí el impulso y la necesidad de poder llegar a pintar algún día como ella.
Un impulso tan constante, intenso y persistente que me acompañó hasta el punto de hacerme mayor y seguir manteniéndola en mi recuerdo a día de hoy como mi mentora y mi gran cómplice artística.
Cada día en mi estudio pinto y dibujo junto a una fotografía que tengo de mi abuela y al lado de muchos de los pinceles, libros, carboncillos y maletines que me regaló y que han viajado conmigo de Galicia a Valencia.
Los años que pude vivir a su lado y sentirla cerca, aprendí todo lo que pude de ella, sobre todo a observar las obras de arte con detenimiento, respeto y sensibilidad y a escuchar sus valiosos consejos sobre el arte y la vida.
Sé que a ella le hubiese encantado ser una pintora reconocida pero en aquel entonces se conformó con disfrutar del imborrable olor de sus óleos y pintar para regalar sus obras a su familia y seres queridos.
Tengo gratos y valiosos recursos a su lado ya que si yo hoy he conseguido llegar a este punto de mi vida dedicándome en exclusividad al arte, es gracias al amor, el cariño, la fuerza y determinación que sentí siempre por parte de ella.
De algún modo, mi trayectoria y mi carrera artística serán siempre un homenaje constante a ella, ya que fue la única persona de mi familia que desde el principio confió plenamente en mí y creyó incondicionalmente en mi talento para dibujar y pintar para poder algún día, dedicarme algún día profesionalmente al mundo del arte.
En su recuerdo y memoria, hoy dedico muchas de mis obras, colecciones y proyectos, como agradecimiento a una mujer tímida, sensible y especial.
Manuela, o Chicha, como todos la conocían en su Marín natal, era una mujer muy menuda, pero de una belleza y una personalidad mágica, que consiguió despertar en mí el amor y la pasión por el arte y que pese a todo lo que sucedía a mi alrededor, siempre me animó a seguir adelante dedicándome en cuerpo y alma a lo que más me gustaba hacer, que no era otra cosa más que soñar, crear y pintar.
Estoy completamente seguro que allá donde esté descansando, cada día estará un poco más orgullosa de mi esfuerzo, mi superación personal, cada uno de mis logros, mi impulsiva constancia, mi valentía frente a la vida y mi autoexigente determinación ante cualquier reto o desafío.
A punto de cumplir los cuarenta y tres años, hoy por hoy soy artista, retratista profesional, comisario de exposiciones y mentor de más de un centenar de futuros y futuras almas creadoras.
Hombres y mujeres, niñas y niños, como mi joven artista Hugo Talens, que representa a muchos de los niños que cada día me dicen que de mayores quieren llegar a ser artistas como yo y que afortunadamente cuentan desde muy pequeños con el apoyo incondicional y absoluto de sus padres.
Sin lugar a dudas, para todos esos padres y madres de todos esos jóvenes y pequeños artistas, dedico estas líneas y este artículo, porque no os podéis imaginar lo que para un niño supone el sentirse apoyado en algo tan bonito e importante como es el arte, el deporte, la danza, la música, la moda, etc.
Hugo Talens, no sólo posee el talento y la sensibilidad innata de un potencial y futuro artista, sino que representa a un enorme número de niños y generaciones que como yo, soñaron un día en convertirse en un verdadero artista.
Apoyemos siempre y desde muy pequeños, a todos los niños, a todos vuestros hijos, en su arte, sus talentos y su inmensa sensibilidad.
El arte es un mundo muy complicado en el que muy pocos escogidos logran despuntar y salir a flote, pero también es uno de los mundos más bellos a los que podemos pertenecer para sentirnos plenamente felices y dejar nuestra propia huella”.