Durante un tiempo he estado desaparecida por completo por aquí. Muchas veces he tenido las ganas de volver a mi silla y coger mi teclado para escribir esas palabras que me llenan por completo. Pero esto me lo impedía el propio corazón.

¿Sabéis cuando os dice el corazón una cosa y la cabeza otra? Pues bien, a mí ahora mismo me está pasando esto. Por un lado, la cabeza me dice que tenía que sacar un tiempo mínimo para poder sentarme y escribir, pero el corazón me decía que no me mintiese a mí misma y que en ese momento no tenía las fuerzas necesarias para realmente escribiros algo que os merecieseis. Hasta que me he sentado hoy y he decidido que, por fin, era el día de volver a mis orígenes.

Recuerdo hace un año exactamente cuando, después de una reunión, me dieron la idea de lanzar mis escritos un poco más arriba que no fuese el escritorio de mi ordenador. En ese momento pensé en tomar una de las decisiones más importantes para mí: que una chica con tan solo 15 años se tenga que enfrentar a mandar muchos correos a diferentes editoriales para aportar su granito de arena y hacer uno de sus sueños realidad, como era poder mostrarle a la gente todos mis sentimientos y hacerles a ellos pensar y sentir nuevas emociones.

Después de varios días escribiendo a muchos periódicos, revistas locales… Me acabó escribiendo una de ellas. Esa revista de la cual yo nunca había escuchado hablar, pero sí que notaba que de algún modo estábamos conectadas. Me atrevería a decir que fue uno de los mejores momentos de mi 2020. Un año un tanto amargo para todos, pero que al final no todo fueron tan malas noticias. Vosotros me disteis la oportunidad de poder lanzar mi primer escrito y, a partir de ahí, comenzar a crecer como escritora y como persona. Con vosotros he aprendido muchas cosas que en un futuro me servirán para mucho. Me habéis ayudado también a saber lo que realmente es una responsabilidad y, aún siendo estudiante, comprenderme siempre.

Ahora mismo la gente se estará preguntando que a qué viene este escrito. Pues bien, dicen que el tiempo pasa muy rápido y que, en un abrir y cerrar de ojos, la vida ya ha pasado. Creo que esa frase representa ahora mismo lo que siento, ya que hoy hago un año en este periódico y no sabéis lo afortunada y agradecida que estoy con todos vosotros por haberme dado alas para cumplir uno de mis grandes sueños.

Sé que este periódico impera a estar guardado en mi corazón como una de las primeras oportunidades que me dio la vida para hacer una de las mayores cosas que me gustan, como es escribir y hacer a a los lectores sentir algo especial que nunca jamás nadie les haya hecho sentir.

He pasado por muchos altibajos: épocas en las que escribía un montón y épocas en las que no tenia ninguna ilusión, porque pensaba que lo que estaba escribiendo no era lo suficientemente bueno.

Sobre todo, quiero darle las gracias a la persona que siempre ha confiado en mi, la primera que me mandó el correo de que estaría encantada de que una chica tan joven como yo participase en el periódico. Carmen, muchas gracias por absolutamente todo. Por entenderme, apoyarme y corregirme siempre con críticas constructivas, cuando puedes. Aún no nos conocemos en persona, pero de verdad que me encantaría algún día conocer a esa persona que me dio las alas para empezar a dar mis primeros aleteos.

Y con esto, quiero finalizar mi escrito de esta semana: dándoos las gracias a todos. Porque sin vosotros yo no estaría aquí ahora mismo.

Por más tiempo a vuestro lado.

Vega Archer Rios
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