
La arcabucería es un elemento esencial de la Fiesta de Moros y Cristianos, forma parte de su estructura básica; y es un factor diferencial de otros festejos.
La pólvora tiene un rito, y quizás nada denote tanto la innegable herencia árabe en el pueblo valenciano como su afición a la pólvora: sea castillos de fuegos artificiales, cohetería en sus diversas formas, arcabucería en sus Fiestas de Moros y Cristianos, etc.
Según los escritos, las soldadescas del siglo XVII, comparserías que adoptaban formaciones paramilitares festivas (escuadras), realizaban funciones de acompañamiento en las procesiones religiosas y cívicas, rindiendo honores con salvas de arcabucería a la imagen del patrón local, a las autoridades, etc…
Cuando esa comparsería en un momento no precisado (sobre el primer tercio del siglo XVII) se viste parte a la usanza morisca y parte a la cristiana para mayor lucimiento, y fuera de la procesión empiezan a arcabucearse entre sí, en forma de contraposición moro-cristiana que es lo que el traje evidencia, realizando al mismo tiempo movimientos y simulacros militares, se había puesto la piedra fundamental sobre la que surgió y se desarrolló la Fiesta.
Se estaba transformando una función de acompañamiento en una función de simulacros guerreros que acabaría por necesitar un símbolo que disputar, el castillo con todo el enfoque histórico que supone, que generaría unas acciones de conquista y reconquista, con toda la proyección histórica que cada población con carácter general o local le haya podido dar.