Por fin, señoras y señores. Por fin hemos dado el pistoletazo a la mejor fiesta del mundo. Pues entramos en el mes en el que nos unimos más que nunca “per a tornar a sentir”. Este mes, valencianos y valencianas de todas las partes del mundo nos unimos en uno solo para comenzar “la millor festa del Món”: les Falles.

Después de momentos complicados en los que a causa de la pandemia se ha tenido que decir adiós, volvemos con más ganas que nunca. Cargados de ilusión  y ganas de volver a ver las calles llenas de monumentos que desprenden luz, color y, sobre todo, vida. De quedar a la una y media para coger buen sitio en la mascletà y escuchar a nuestras máximas representantes decir la mítica frase de: “senyor pirotècnic, pot començar la Mascletà”.

Volvemos a recordar las noches de verbena en las que entrábamos con nuestro grupo, y acabábamos uniéndonos con gente de fuera y formando nuevas amistades. Y, sin ninguna duda, mi parte favorita: nos volvemos a poner nuestra rica indumentaria. Pasacalles, recogidas de premio y, sobre todo, ese acto en el que miles de valencianos, siendo falleros o no, deciden pasar con el fin de pedir sus mejores deseos entre flores a nuestra “Mare de Déu”.

Todo esto se puede llevar a cabo gracias a grandes equipos que se encuentran detrás de cada falla. Es muy bonito el llegar la semana de fallas y verlo todo en perfecto orden, sin que nada falle y tener el sentimiento a flor de piel. Pero, ¿y qué pasa con las juntas directivas? Presidentes, vicepresidentes, secretarios, casaleros… Esos que, aunque sea puro verano o invierno, se meten en miles de reuniones para asegurarse, tanto a ellos mismos como a los suyos, que todo salga redondo.

Esos artistas que son los encargados de darle vida a la fiesta y se pasan meses y meses encerrados en grandes talleres para crear magia.

Indumentaristas… ¿Qué haríamos sin ellos? Pues, gracias a ellos, todos vamos de punta en blanco y se dejan la piel por sacar el máximo partido a nuestra indumentaria.

Pirotécnicos… Encargados de llevar el olor a pólvora y a sentimiento a cada uno de los rincones de Valencia. Crear tanto pitidos de oídos, como el sentimiento valenciano.

¡Gracias de corazón! Sin vuestro esfuerzo y desempeño puesto, año tras año, esta fiesta  no sería posible.

Además, llega el momento de nuestros máximos representantes. Esas falleras mayores y presidentes que son los encargados de representar con orgullo a cada una de sus comisiones en diferentes sitios de Valencia. Es vuestro momento. Vividlo al máximo y sed conscientes de que os esperan las “Fallas del cambio”, un cambio que ha ayudado a crecer, formarse y sobre todo madurar. Porque el colectivo fallero se ha visto desde en las mejores hasta en las peores situaciones.

Somos y seremos el mayor colectivo que ha sido creado hasta el momento y nada ni nadie podrá con nosotros.

Tengo la suerte de poder decir, con orgullo, que soy valenciana y, sobre todo, “fallera de cor”. De despertarme pronto y de acostarme a las tantas. De coger con mis mejores energías el traje y no quitármelo hasta que se decida acabar el acto. Solo los reales me entenderán.

¡Señoras y señores, que tiemble el mes de marzo porque volvemos más fuertes que nunca! Vuelven los valencianos, los falleros, vuelven: ¡LAS FALLAS!.

VISCA VALENCIA I VISQUEN LES FALLES!!!

Escrito por Vega Archer
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