Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental. Se trata de una efeméride impulsada por la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El propósito de esta fecha es visibilizar el trastorno mental más grave que están sufriendo los miembros de la sociedad global, para generar un conjunto de estrategias que sirvan de apoyo a estas personas y los permita soportar su enfermedad o curarse definitivamente.

El esfuerzo para diagnosticar y tratar trastornos de salud mental en edades tempranas reduce el coste financiero en el futuro y evita todo tipo de problemas derivados, como puede ser el suicidio.

Cada año se establece un tema central para la campaña del Día Mundial de la Salud Mental. Para el año 2022 el lema es el siguiente: “Hacer de la salud mental y el bienestar para todos una prioridad mundial”.

Se trata de trabajar en conjunto para reflexionar sobre las acciones a implementar porque la salud mental sea una prioridad a nivel mundial.

Prevenir y hablar, claves de la salud mental ante un 35% más de depresión

Más prevención y visibilizar la importancia de que “no existe salud sin salud mental” son algunas de las claves que fijan los expertos para una mejora general de la salud mental en una época postpandémica donde han crecido hasta un 35% la depresión, la ansiedad o trastornos de la personalidad.

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Salud Mental, el psicólogo valenciano Enric Valls reclama también la necesidad de incluir la salud mental en los centros educativos y una mayor atención en la sanidad pública.

Recuerda que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) muestra que los estados miembros “habían obtenido resultados insuficientes” en el cumplimiento de los objetivos del Plan de Acción Integral sobre Salud mental 2013-2030, cuyo objetivo es “mejorar la atención por medio de una gobernanza más eficaz, la prestación completa y la aplicación de estrategias de promoción y prevención”.

Valls reconoce que desde la pandemia la salud mental ha pasado a ocupar titulares y se ha roto en cierta medida el estigma que suponía hablar de ella y la necesidad de contar con apoyo profesional para afrontar diferentes problemas y patologías asociadas.

Personas influyentes, como famosos, actores o humoristas, han comenzado a reconocer públicamente que han necesitado terapia o apoyo de profesionales de la psicología, y esto “visibiliza y normaliza el tema de la salud mental”.

Además de que pone de manifiesto la “gravedad” de estas situaciones,”de no estar bien mentalmente y no saber gestionar los problemas del día a día”.

Poco a poco se tiene más conciencia de que “no hay salud sin salud mental”, y por ello, Valls incide en la necesidad de hablar, de sensibilizar y concienciar. Hace 15 años, apunta, “era inviable que un personaje público reconociera que necesitaba ayuda psicológica”, ya fuese por falta de educación o conocimientos o por “creencias religiosas, culturales o sociales”.

Se utilizaban frases como “para qué vas a ir al psicólogo si tienes un buen párroco, o si tienes un buen amigo”. Algo que, añade, “está muy bien como desahogo, pero no va a ofrecer herramientas de un profesional especializado que se basa en la psicología, que es una ciencia”.

El psicólogo aboga porque la salud mental y la emocional se aborde desde edades tempranas, desde primaria o infantil, como asignatura o formación complementaria y con continuación incluso hasta la educación universitaria.

“Nadie nos enseña a afrontar un duelo, a hacer frente a los problemas de autoestima, la gestión de conflictos o un acoso laboral o escolar”, explica Valls, quien también hace hincapié en la no materialización de “medidas que se anuncian por las administraciones”.

Aplaude iniciativas como el teléfono del suicidio, el 024, que ha atendido más de 55.000 llamadas en cinco meses de funcionamiento, y que tiene mucha utilidad ante el preocupante aumento de suicidios en España, especialmente en jóvenes, pero va más allá para reclamar medidas encaminadas a la prevención.

Es una “necesidad silenciosa”, ya que además, indica, “la asistencia psicológica no es accesible para todo el mundo”.

Las personas que acuden a la Seguridad Social porque padecen un problema de salud mental “primero pasan el filtro del médico de cabecera, que en muchas ocasiones opta por medicar como solución única al problema”.

“Otros son derivados pero se tarda entre un mes y tres meses en lo vea un especialista” y, una vez atendidos, “se tiene una sesión de unos 30 minutos y se vuelve a citar a los tres meses”. Esta prestación, a su juicio, “debería mejorar” y podría reforzarse con los servicios privados.

Además, en el actual contexto de inmediatez, se tiende a buscar “soluciones rápidas”. “Vivimos en la época de lo viral, lo inmediato, las stories de 15 segundos, la velocidad rápida en las notas de voz, los vídeos de menos de 30 segundos. Son todo cápsulas súper rápidas que generan mayor frustración e insatisfacción”, apunta Valls.

Por eso en ocasiones “se ve como solución más sencilla y rápida el tomar pastillas”, pero “hay que afrontar con un profesional un cambio conductual”, de lo contrario, “el problema persistirá”.

La salud mental es, según el profesional, “una asignatura que implica a toda la población” porque no hay nadie que pueda decir “a mí no me interesa”.

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