Vox fue una revista editada entre 1933 y 1945 por el servicio de propaganda de la Alemania nazi.
Cuesta mucho encontrar crítica fundada sobre Vox, ese partido comandado por Santiago Abascal Conde. Que se mantienen como partido político en el Congreso y en distintas Comunidades Autónomas. Yo no dejo de oir más que tres argumentos sobre Vox:
– El de aquellos que lo mantienen por cuestiones que voy a intentar analizar ahora.
– El que los menosprecia por la percepción que tienen de ellos como franquistas, -fascistas-, machistas y homófobos.
– Y el que “no sabe/no contesta”, que evita hablar de ellos, bien por cierta simpatía oculta o porque prefiere no “meterse en fregados”.
Si dejamos a un lado todo el ruido, el partidismo, el “asusta-viejas”, las emociones y los instintos, la contra-propaganda, y le echamos un vistazo a su historia y a su programa, de forma pausada y razonada, sin necesidad de insultos y descalificaciones, obtendremos que, efectivamente, Vox, al igual que muchos otros partidos por el estilo, repartidos por la piel de toro, son un “peligro”.
Sí, un “peligro” que se parece mucho al de tiempos pretéritos, pero que es completamente nuevo en formato y discurso. Un “peligro” modernizado. Un “peligro” que los medios de comunicación conservadores y ultras tratan de blanquear, y que los medios progresistas tratan con simplicidad. Un “peligro” que los votantes conservadores tratan como complementarios, y que los votantes progresistas tratan como “de imbéciles ignorantes”. Y no, partidos como Vox no son para tomarlos a broma, ni para difamar, ni para insultar, sino para desenmascarar. Son lobos con piel de cordero.
Repasando páginas y páginas de hemeroteca no se consigue nada si no cuestionamos su raíz y su esencia. Así que, a riesgo de que este artículo se tome como algo electoralista, cuando debería ser atemporal, me atreveré a enumerar los riesgos.
1. Vox es un partido “cáscara de huevo”.
O dicho de otra forma, Vox es un partido con una carcasa, pero completamente vacío en el interior. Algunos partidos políticos tienen una historia, que ha ido evolucionando con el tiempo; otros son relativamente nuevos, pero maman de postulados ideológicos eternamente debatidos (y que son los que causan disrupciones internas). Dentro de Vox no hay nada, salvo varias ideas totémicas, elegidas muy convenientemente, pero sin desarrollo, experiencia o análisis. Entre sus filas, más allá de sujetos que parecen adherirse a postulados filo-fascistas, se encuentran personas incapaces de desarrollar unos postulados básicos por los cuales se afilian este partido.
Y esto suele significar dos cosas: o son extremadamente simplistas, o sólo buscan el beneficio personal.
2. Vox es un partido enfermizamente conservador.
No hay nada malo en ser conservador o tradicionalista. La mayoría de las personas, por su educación, adquirida o impuesta, cultura o comodidad, se agarran a lo que ya conocen, sin pararse a pensar -el cómo y el porqué-. Un conservador racional puede ser una figura muy útil en la sociedad. Aquel que ama y disfruta de las tradiciones pero a la vez mantiene una mente abierta y democrática está abierto a análisis, críticas, y por tanto, a variaciones y cambios, buscando la tolerancia para que ésta sea recíproca. El problema es que el conservadurismo de Vox no es racional. Vox, en este caso, es monolítico, prácticamente inamovible. De nada vale que den su apoyo a la homosexualidad si por otra parte afean y denuncian que dos personas del mismo sexo se den un beso en público. Que promuevan un nacionalismo plural si coartan el uso de las lenguas maternas de buena parte de la población.
Uno de los países actualmente más nacionalistas del mundo, Estados Unidos, (Steve Bannon, jefe de campaña del presidente de EE UU, Donald Trump, estaba muy atento para ver cómo le iba a su nuevo ahijado político, Vox.), construyó tal idea de nacionalismo en la base de la libertad y el respeto. Despegó cuando dejaron de considerar a los negros como poco más que sub-humanos. Justamente Vox es todo lo contrario a esto, pues tienen una idea fija de lo que es España y atrévase usted a salirse de ella.