La falta de un Reglamento que defina el alcance real de la nueva Ley de Bienestar Animal, que entra en vigor hoy, está generando confusión entre los dueños de perros, que no terminan de saber si será obligatorio contratar un seguro específico de responsabilidad civil, tal y como exigía la nueva normativa. Una confusión que persiste con el ambiguo anuncio del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2023, realizado hace 10 días, avisando de que “en puridad de términos jurídicos, no resulta efectivamente aplicable hasta que se desarrolle el Reglamento”.

Tras las denuncias de falta de claridad realizadas de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la Dirección General de Seguros (DGS) ha informado en  una circular que “el seguro no será obligatorio hasta que no se produzca el desarrollo reglamentario (…), salvo que, por normativa autonómica o local o por actividad de uso donde se pueda implicar al perro se determine lo contrario”. Es decir, los perros que ya lo estaban, siguen cubiertos por el seguro del hogar, salvo en el caso de razas potencialmente peligrosas o normativa que exija un seguro obligatorio y específico de responsabilidad civil. En estos últimos casos y por dar un rango de precios orientativo, para un capital de 300.000 euros en responsabilidad civil, la prima anual oscilaría entre 50 y 90 euros, con una franquicia que va de 150 a 300 euros.

En cuanto al futuro Reglamento, OCU exige que se concrete lo antes posible, al tiempo que considera vital que se iguale el capital de responsabilidad civil de un perro al del seguro de un automóvil (70 millones de euros para daños personales y 15 millones para daños materiales), también en la norma para razas potencialmente peligrosas, donde el mínimo solo llega a 120.000 euros. Porque, aunque la probabilidad de un accidente grave sea menor que con un coche o una moto, las consecuencias pueden ser las mismas. Otros desarrollos pendientes e importantes son: la lista de animales que pueden ser considerados mascotas, la periodicidad y el tipo de cuidados veterinarios o las condiciones del curso para los dueños de los nueve millones de perros registrados en nuestro país.

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